BLOG COMPLEMENTARIO

2 mar 2015

2201.- QUIENES SOMOS ANTE LOS DEMÁS




El comienzo de este capítulo debe ser una pequeña disculpa, ya que he decidido dar un pequeño cambio de enfoque a esta Sección 22 que comencé hace unos días con el anterior capítulo 2201 pero que hoy he trasladado a una “Nota operativa”.


Os decía en aquél capítulo que para entender bien mis planteamientos de esta Sección 22 consideraba conveniente hacer un pequeño repaso de la Primera Parte en cuanto al enfoque de lo que denomino  “proceso de Gestión Emocional”, que constituye la esencia de este Curso. 


Así que voy a tratar de centrar el tema con vosotros: Como indica su codificación (22) estamos en la Segunda Parte del Curso, denominada “AUTOCONOCIMIENTO EMOCIONAL”; denominación que se corresponde exactamente con la primera de las 5  “habilidades” de la I.E., que veíamos en el capítulo 1302

En la Sección Primera (21) de esta Segunda Parte del Curso, denominada “Personalidad y Comportamiento”, hemos trabajado los aspectos que pueden capacitarnos para conocernos mejor, sabiendo distinguir los “rasgos de personalidad”  con los  “tipos de comportamiento”  para lograr el objetivo básico  -que según mi particular visión debe caracterizar un “proceso de gestión emocional”-  de plantearse, y poder responderse a la pregunta: “¿me comporto como realmente soy, o hay discrepancia en cómo me comporto y como creo que realmente soy? ; y ¿porqué?, …o …¿para qué?  de este comportamiento

A lo largo de los 13 capítulos de la sección 21, y con los dos test de la misma, hemos podido ir conociendo muchas características de nuestro comportamiento…., que solo puede ser contemplado realmente como “en relación” a los demás. Difícilmente podemos hablar de características de personalidad, o de tipos de comportamiento, pensando en una persona aislada. Todo lo visto en esos capítulos hace relación a los demás.

Sin embargo, esa fundamental pregunta de “si somos” o  “nos comportamos” tiene otras dimensiones que los tratadistas de la I.E. definen de forma específica en otras dos  “habilidades”  de la misma: la “Empatía”  y  las  “habilidades sociales”; ésta última denominada por mí como “Sociabilidad” como ya dejé señalado en el citado capítulo 1302, y que en esta Sección profundizaremos.

Vamos a comenzar para ello recordando la definición de I.E. de Peter Salovey  y John D. Mayer que dimos en el capítulo 1301





“Un subconjunto de la inteligencia social, que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propios, así como los de los demás, discernir entre ellos, y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones hacia nuestro objetivo de vida”.



Y que yo expresaba con la siguiente imagen gráfica





 Y, para comprender cuál es la perspectiva que informa mis planteamientos de este tema, comenzaré con esta primera propuesta: “nuestra actitud ante los demás, viene condicionada por tres vectores principales de influencia”;  que pueden entenderse bajo las siguientes preguntas:
 A.- Inter-personal : Cómo valoro a los demás
             *.-       ¿qué respeto / no respeto de los demás?
             *.-        ¿qué admiro / odio de los demás?
             *.-        ¿qué admiro / envidio de los demás?

B.- Intra personal :  Cómo me valoro a mí mismo
             *.-       ¿qué me gusta / no me gusta  de mi?
             *.-        ¿qué valoro principalmente en mí?
             *.-        ¿qué rechazo profundamente  de mí?

C.- Vital : Cuál es mi objetivo de Vida
*.-      ¿siento que camino hacia mi objetivo?
*.-     ¿avanzo por este camino en soledad?
*.-     ¿en qué medida integro los objetivos de los demás?

Es decir: mis reacciones y actitudes ante los demás dependerán de la valoración que en cada momento, suceso, o situación  hagamos de cómo las actitudes de los demás, y la nuestra propia, pueden propiciar o dificultar el logro de nuestros objetivos personales.

En segundo lugar, para comprender dicho funcionamiento, o interrelación, pienso que es necesario verlo a través de cuatro conceptos intervinientes, que iremos desgranado a lo largo de los capítulos de esta sección:
          a).-  La Impulsividad
          b).-  La Autoestima
          c).-  La Empatía
         d).-  La Sociabilidad




Comenzamos, pues, con el tema de la  IMPULSIVIDAD.

(Os recuerdo que en los capítulos 1201 a 1204 ya hablamos del concepto de la Impulsividad en relación al Locus de Control emocional, y en concreto en el 1203 ponía a vuestra disposición un Test de Impulsividad. Por tanto, además de poder revisar esos capítulos, el que no hiciera en su momento este Test ya sabe que puede solicitármelo mediante este enlace)

 “Impulsividad”  ¿es lo mismo que   “Falta de control”? Cuando decimos que una persona se comporta de forma impulsiva, ¿estamos diciendo que lo hace de una forma descontrolada?

Veamos la siguiente imagen gráfica del impulso y reacción emocional



Recordemos que todas nuestras emociones están generadas por un suceso o detonador.  Esto lleva a una acción emocional reactiva inmediata, y a un sentimiento o estado de ánimo más sosegado. En esa amplitud temporal  -más o menos corta-  se generan, o pueden generarse procesos (cognitivos) de razonamiento que pueden /deben modificar o regular tanto nuestros estados de ánimo como nuestras posteriores acciones.

Pues bien, con esta imagen delante,  podríamos decir que la impulsividad es la “fuerza” de reacción emocional inmediata, generada de forma automática,  fuerte, e instantánea, mientras que el descontrol hace más relación a un estado de ánimo o a una pauta conductual. 

Pero profundicemos un poco más.

Examinemos el término “Descontrol” en sus dos habituales acepciones:

1.- Como equivalente a poco “auto-control”, o poca “auto-disciplina”  
Bajo esta perspectiva, diríamos que las personas con una alta impulsividad “reaccionan” casi de inmediato: no pueden resistirse a  “hacer” (positivo o negativo) lo que quizás no quisieran hacer. Sin embargo, las personas con escasa  “auto-disciplina” no son capaces de hacer lo que creen debieran hacer

2.- Como equivalente a “pérdida de control”
La pérdida de control supone una incapacidad para retomar con nuestros pensamientos o actitudes comportamentales el adecuado estado emocional posterior  a una reacción emotiva inmediata anterior

Podríamos decir, bajo esta perspectiva, que una persona “impulsiva” es la que “primero actúa y luego piensa” (o popularmente: la que tiene “un pronto”)…pero luego puede pensar y retomar su control emocional; mientras que una persona “descontrolada” tiene dificultad para gestionar sus estados emocionales


Pero para completar esta visión de nuestro comportamiento, también es importante examinar otra confusión habitual en las denominaciones “impulsividad”  y “apasionamiento”
Vamos, pues, a tratar de dar una pincelada conceptual para distinguir ambos conceptos; si bien, debemos recordar lo que tanto traté de dejar bien de relieve en los capítulos 1401 y siguientes respecto a la falta de unanimidad doctrinal a la hora de la denominación de las emociones, de sus “familias” y de sus “grados”. 

Así, con esa salvedad previa, podríamos decir que toda persona “apasionada” es impulsiva, pero no toda persona impulsiva es apasionada; y esto es así porque el “apasionamiento”  es  “arrastradero”, “anulador” de nuestra capacidad de raciocinio. 
En el diccionario de sinónimos apasionamiento se asemeja con  adoración, afán, vehemencia, ardor, entusiasmo, calor, fanatismo, idolatría, partidismo.  Y el diccionario Gauss utiliza la expresión  “Pasión” como: “Palabra que deriva del latín y quiere decir sufrimiento. La pasión es una inclinación hacia alguien o algo excesiva y exclusiva. A esta emoción la acompañan siempre sufrimientos, desengaños, tormentos e ideación fija. Con la pasión el equilibrio mental se trastoca y uno se implica en cualquier decisión que incluya el objeto pasional”.  

Con independencia de que no estoy totalmente de acuerdo con “el siempre” para las tres palabras señaladas en cursiva, como se puede ver por estas concepciones, el apasionamiento es todo lo contrario a un “pronto”; es, sobre todo: un estado emocional y no una reacción emocional
Como conceptos antónimos del apasionamiento están la  frialdad y la imparcialidad; y una persona con gran impulsividad  “actúa” –siempre-  y ni se plantea el concepto de parcialidad o imparcialidad

Vamos a acabar este capítulo con estos planteamientos, y veremos cómo en los próximos esta concepción de personalidad impulsiva, o no impulsiva; apasionada, o fría, tienen su influencia en la Autoestima, la Empatía y la Sociabilidad.












2 comentarios:

  1. me pareció un articulo muy interesante y de muchas importancia conocer temas de auto conocimiento y temas de inteligencia emocional; ya que nos ayudará a mejorar nuestras conductas a través de nuestro desarrollo profesional y personal.

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    1. Gracias por tu comentario.
      Sí, conocernos mejor, a nosotros mismos, nos permite comprender mucho más a los demás, y ello, nos permitiría hacer un mundo mejor.
      Un abrazo

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