BLOG COMPLEMENTARIO

19 nov 2015

3405.- AUTORREGULACIÓN POR EL HUMOR, LA SONRISA, Y LA RISA




Hace ya varios días que publiqué mi anterior capítulo de este tema; más días de lo conveniente, y más de lo que quisiera; pero las “interacciones” que se me producen entre este Curso y el Blog Universidad de la Vida a veces me complica la comunicación con algunos de vosotros y me hace parar, o reordenar lo que tenía previsto.

Esto es lo que ha sucedido la semana pasada y que me llevó a escribir el artículo “Beethoven, Sangría y Mambo” , que venía a ser un apéndice al 3404 de este Curso, y de alguna forma una introducción al presente capítulo.

Además, cuando el viernes pasado estaba dispuesto a publicar este capítulo, los acontecimientos de París me decidieron a posponerlo unos días. Desgraciados sucesos que, sin embargo, quizás nos hayan situado en un nivel de sentimiento de tristeza y preocupación muy adecuados para sacar un fruto inmediato de las estrategias de auto-regu-motivación que vamos a ver hoy.

Como habréis observado, en el título del capítulo se recogen tres estrategias, que algunos habréis pensado ya que podrían resumirse en una sola. Sí, pero no. Vamos a irlo comentando. 

En términos generales creo que todos tenemos una primera idea clara de diferenciación entre los tres conceptos de humor, sonrisa y risa. Podríamos decir que humor es gracia, chiste, alegría, positivismo, en nosotros mismos, en los demás, o en cosas como escritos, dibujos, vídeos, etc. La sonrisa podríamos decir que es un acto reflejo que se nos produce cuando algo o alguien nos produce una sensación de gracia, alegría y también cariño y ternura: vendría a ser la manifestación silenciosa de te quiero, te aprecio, me haces sentir bien (a persona o cosa externa). Y, finalmente, la risa sería una expresión más sonora, prolongada y violenta de esa gracia o alegría que sentimos dentro por algún evento que nos viene de fuera.

Bueno, como primera aproximación al tema no está mal. Esas básicas diferenciaciones son correctas. Pero son insuficientes. Y, en el contexto de esta sección 34, la primera pregunta fundamental que hemos de plantearnos es : son reacciones o situaciones “producto”, reflejo, o consecuencia de eventos externos; o son actitudes, habilidades, capacidades auto-generables?. ¿Lo son siempre?, ¿pueden ser diferentes?

Y os pongo una primera situación de ejemplo para empezar a respondernos a las preguntas planteadas: ¿Qué entendemos por una “falsa sonrisa”?. ¿“Nos gusta”, nos cae bien, nos produce una buena sensación una persona que aparece delante nuestro con “una falsa sonrisa”?. Entonces, ¿cómo es posible que ponga la sonrisa como una estrategia de auto-regu-motivación?.

Y os planteo una segunda situación: ¿Qué sentimos, qué queremos decir cuando respecto a alguien comentamos: <<Sí, parece muy alegre y feliz, pero es todo fachada>>;  o su contraria cuando a uno le preguntan: “qué tal”, …”bueno, vaya, no muy mal” ,… “pues yo te veo muy bien”,… “ay, si yo te contara..”.

Bien, todo esto son ejemplos de diversos situaciones de relaciones sociales sobre las que habría mucho que hablar (y ya hablaremos de ello) pero el enfoque de esta sección 34 está en el ámbito personal individual: no se trata ahora de analizar los pros y contras (pues los hay de uno y otro tipo) de estas actitudes sociales, sino de las estrategias de auto-regu-motivación propias para que podamos, cada uno de nosotros, y en cualquier momento, sentirnos un poco más felices.


Vamos a profundizar un poco más en el concepto de “humor”, del que ya hablamos en 1405 y en  1602., y una perspectiva diferente de la expresada anteriormente. Decíamos en dichos capítulos que el “Humor” es un “estado anímico” de mayor duración que la propia emoción, más difusa y más global que ésta.  “Es un estado de ánimo que refleja una tendencia o estilo habitual  (aunque variable) de afrontar la vida y sus problemas”. Bajo este enfoque conceptual es frecuente definir  “cómo es una persona” asignándole si “tiene” buen humor, o mal humor; o bien valorando su actual estado de ánimo como “distinto de su forma de ser” al decir que “hoy estás de buen humor”, o  “hoy estás de mal humor”.

Vemos, pues que, en puridad, el concepto psicológico de  “humor” no tiene nada que ver con el popular de gracia, o chiste, o diversión, sino con la “actitud con la que habitualmente afrontamos la Vida”: de forma positiva, o de forma negativa.

¿Qué sentido tiene entonces el “humor popular” del chiste, la gracia, o la diversión como estrategia de autorregulación emocional?. Os voy a hacer otra pregunta: ¿Recordáis cuántas veces os habéis encontrado con alguien a quien se le diga: “J…qué borde (aburrido, soso…) eres, no te ríes con nada, nada te hace gracia”?, a que sí. Lo que aquí estamos expresando es que esas personas están en un estado continuo de “humor negativo”, están incapacitados para percibir y sentir los momentos, las expresiones, las circunstancias alegres, jocosas, divertidas. Nada les hace gracia, nada les mueve a la sonrisa, a la risa.

¿Qué hacer al respecto?; ¿cómo “capacitarse” hacia el humor positivo?

Os voy a contar (de nuevo, pues ya traje esta anécdota en un capítulo anterior) una anécdota de una sesión de psicoterapia en grupo a la que asistí hace tiempo: Había un chico que expresó que era muy tímido, muy tímido, y que lo pasaba muy mal cuando iba a bailar con sus amigos porque no se atrevía a sacar a bailar a ninguna chica. Pues bien, el terapeuta le dijo: “hay un método infalible y facilísimo para que te olvides de esa timidez”,  “¿cuál?, le preguntó el chico; “que no pares de pedir baile a las chicas hasta que alguna te diga que sí”. Por favor, no os riáis; no es una broma; es una verdad terapéutica como una catedral. En muchos casos, en muchas situaciones la única solución es “HACER”; porque “haciendo” cambiamos nuestras sensaciones, nuestros sentimientos y “reeducamos” nuestra forma de pensar (PNL)

Y este es el caso del que estamos hablando: si yo quiero cambiar mi humor (mi estado de ánimo) a uno más positivo no puedo quedarme sin hacer nada, ni puedo ponerme a leer, o a ver películas de muertes y tragedias; tengo que ponerme a escuchar, a leer, o a ver vídeos de risa, de alegría, de juerga. Si me tomo una pastilla contra la acidez, o contra el dolor de cabeza, ¿Por qué no tomarme la pastilla (¡¡mucho más sana!!) de situarme en escenarios de broma, chiste o alegría.

Yo colecciono chistes y vídeos divertidos, y de vez en cuando me veo uno u otro. Unos cuantos minutos nada más; y ni siquiera me preocupo demasiado de elegir “los más buenos, o los más divertidos”; lo importante, lo terapéuticamente  auto-regu-motivador es  -¡¡por encima de todo!!- el mero hecho de ponerme a ver esos chistes, esos vídeos, en vez de estar “anclado” en el sentimiento de tristeza o malestar.

En mis talleres he utilizado con frecuencia  el video que os pongo a continuación. Este vídeo podrá haceros más o menos gracia; lo podréis encontrar más o menos divertido; pero lo que trabajo principalmente en el taller es la posibilidad de “aceptar el ridículo”, de aceptar “lo no socialmente previsible”; la posibilidad de no “racionalizar y encorsetar” previamente todo para admitir lo que me divierte, o no me divierte. Mucha gente que está siempre de mal humor, que no se ríe por nada, es porque no se lo permite.



Ahora pasemos a la sonrisa, …. y recordando que nos vamos a limitar al campo individual y no de las relaciones sociales. 

Dije anteriormente que el rasgo principal de la sonrisa es que es espontánea, queda, interna. Es la expresión de un momentáneo sentimiento de paz, placer, amor, ternura. Podríamos decir que es la expresión física de nuestro bienestar interior. Y exactamente lo contario al ceño fruncido, al gesto crispado, a la cara de huraño.

Aparte del “aparentar social”, cuando vemos a alguien por la calle sonriendo, bien andando y escuchando música, bien sentado leyendo, bien observando a un perrito o a unos niños jugando, quizás los suyos; etc…, pensamos, sentimos, que esas personas están felices; … y  -hasta es lo normal- nosotros también solemos sentirnos felices al verles a ellos así.

Pues bien, ¿qué nos impide vernos a nosotros mismos así? Si ver a los demás sonreír nos hace a nosotros sentir algo semejante, ¿por qué no vernos a nosotros mismos sonriendo?. …¡¡porque si no estoy alegre y feliz... cómo voy a sonreír?!! … Pues NO, mis queridos amigos, porque esto es así, así de sencillo y de evidente. Si uno es capaz de ponerse delante del espejo y sonreírse, os puedo asegurar que se encontrará muchísimo mejor, o,cuando menos, muchísimo menos mal; con lo cual, si nos acostumbramos a hacernos este regalo cada vez que pasemos por delante de un espejo, iremos aprendiendo (PNL) a vernos-sentirnos felices; adquiriremos la capacitación de este mecanismo de auto-regu-motivación que sabremos aplicar aun sin espejo. Habremos aprendido a sonreírnos interiormente de una forma habitual y continuada.

Queridos amigos, esta estrategia, por “simple” que os parezca, nada tiene de estúpida ni de ridícula: ¡¡deja ya de justificarte el quedarte sentado en la silla porque eres tímido y dices no atreverte a pedir baile; levanta el culo, pide baile una vez tras otra y automáticamente dejarás de ser tímido y acabarás bailando sin cesar!!.  ¡¡Deja ya de repetirte que estás triste, aburrido, o solo; mírate, sonríete, y verás que ni estás sólo, ni te aburres y hasta sonríes!!!



En este vídeo se muestra de alguna forma el fondo de lo que os he planteado en estos últimos párrafos; pero la mecánica que yo os animo a que implantéis en vuestro día a día, no es tanto que os centréis mucho tiempo en un diálogo con vosotros mismos delante del espejo (¡¡que está muy bien, pues como dice Francis, vosotros vais a ser el único amigo que vais a tener a vuestro lado hasta el minuto final de vuestras vidas), sino a muchas repeticiones de unos segundos en cada uno de los espejos que os crucéis a lo largo del día: a lo que os animo es a que “sonreíros” a vosotros mismos sea una constante vital vuestra, uno más de vuestros rasgos identitarios

Finalmente, vamos a pasar al ejercicio de la risa; de la risa fuerte, externa y continuada; de la “risa a carcajadas”. No voy a tratar de traer a este capítulo una (en todo caso) pequeñísima parte de toda la documentación profesional que hay sobre los efectos físicos, fisiológicos y anímicos de la risa. Entrad en Internet  con “efectos físicos y psicológicos de la risa” y os encontrareis con más de 250.000 links en español. Y multiplicar por N cada variación de entrada que queráis, como “Risoterapia”, etc.. Os aseguro que es muy, muy interesante conocer los mecanismos y efectos de la risa en nuestro cuerpo y en nuestra psique; pero en este capítulo (de la sección 34 del Curso)  no estamos hablando de ello, sino de la posible utilización de la risa como estrategia de auto-regu-motivación; es decir: como herramienta, o habilidad, que cada uno podemos utilizar cuando queramos equilibrar nuestro estado anímico.

Y ¿cómo creéis que hay que utilizar la risa con este fin?.... pues…JAJAJA…¡¡¡¡Riéndonos!!!!

Si mejorábamos nuestro “humor emocional” buscando el humor chistoso, alegre, divertido; si buscábamos la paz y bienestar que transmite una sonrisa sonriéndonos a nosotros mismos; ….pues para capacitarnos a descojonarnos de risa no hay más camino que reírnos y reírnos sin freno ni cortapisa alguna hasta que aprendamos a captar el sentimiento exacto de bienestar que obtenemos con esa acción, y así poder auto-emplearlo cuando lo necesitemos.

Y en este párrafo anterior se encuentras dos conceptos a trabajar:

A.- Por una parte el “reírnos sin límites ni cortapisas”. ¿Quién de nosotros no ha “sufrido” alguna vez la crítica de la frase  “¡¡por Dios, no te rías así; ..mira que eres escandaloso!!.  O, por el contrario, ¿cuántas veces nos hemos sentido “raros” (por no decir mal) ante personas que se ríen como estornudan (¿?): apenas un plis. Es cierto, y no voy a ser un “anti-sistema”, que socialmente conviene “saber estar”, no pasarse, no perder la compostura; pero tenemos que permitirnos reírnos a mandíbula abierta, y si no podemos hacerlo en determinadas situaciones hagámoslo en otras, …o a solas. …   ¿Qué?, ¿qué soy como los locos que se ríen solos?... ¡¡¡pero bueno, vosotros no queríais ser felices?!!!, y ¿sois felices carcajeándoos de algo que os hace mearos de risa?....¿¡¡¡pues por qué cojones no os vais a carcajear a solas?!!! 

B.- Y el segundo concepto es precisamente ese: que a ser feliz con la risa y sin limitaciones también se aprende; y os voy a decir los tres métodos que yo tengo para mí mismo:
     1º.- Ayuda externa específica
Todos sabemos que a veces estamos en el cine viendo alguna película o escena de mucho pesar y se nos saltan las lágrimas… que generalmente controlamos. Pero si esa película la tenemos en casa y un día la vemos a solas, todo el dolor que llevamos acumulado por unas u otras razones estalla en una catarata sanísima de lloros y gemidos.
Pues bien, en el polo opuesto pasa lo mismo: le primera forma de aprender a captar nuestro “punto de saneamiento por la risa” es vernos películas o vídeos de auténtica gracia y locura de humor y reírnos a mandíbula abierta, …tomando consciencia de cómo nos estamos permitiendo reírnos y cómo de bien nos sentimos con esa risa. Lo mismo puede ser con un CD de chistes mientras conducimos, etc…

     2º.- La carcajada de espejo
Esto es lo mismo que el método de la sonrisa. En éste, íbamos pasando de espejo en espejo simplemente viendo nuestra imagen sonriente. Con la risa debemos pararnos más tiempo delante del espejo y empezar a reírnos de forma fuerte y continuada y sin dejar de mirarnos ni un momento, hasta que sintamos que la risa ya nos brota con auténtica espontaneidad y naturalidad. Hemos aprendido a vernos en nuestra faceta simplista y quizás hasta ridícula. Hemos aprendido a reírnos “de” nosotros mismos, de nuestra extrema seriedad, de nuestra extrema trascendencia. … Y hemos aprendido a reírnos “con” nosotros mismos

     3º.- La carcajada alfabética
Este método es algo más complicado y difícil de llevar a la práctica porque requiere la colaboración de más personas y una mayor ausencia (casi total) del sentido del ridículo. Sin embargo, es de una efectividad increíble. Yo lo he experimentado en varios talleres y es una auténtica catarsis.

Consiste en lo siguiente: Partimos de que hay varias personas (basta con dos) con nosotros. Entonces, de golpe, sin preámbulo alguno, me pongo delante de ellos y me empiezo a carcajear empleando exclusivamente la sílaba JA, a la vez que muevo mi cuerpo en pleno descojone y mi cara es todo un compendio de muecas. Después de un ratito de emplear solo la sílaba JA, cambio a la JE, y sigo con mi expo de gestos corporales y faciales. Un poco después paso a JI, luego a JO y luego a JU. Y empiezo una pequeña serie de tres sílabas repetidas: JAJAJA JEJEJE JIJIJI JOJOJO JUJUJU sin dejar de moverme y gesticular. Luego la serie asciende a 5 sílabas iguales JAJAJAJAJA JEJEJEJEJE JIJIJIJIJI JOJOJOJOJO JUJUJUJUJU. Y luego encadeno las cinco sílabas seguidas  JAJEJIJOJU JAJEJIJOJU  JAJEJIJOJU  JAJEJIJOJU ….. y de ahí en adelante a dónde la locura  “nos”  lleve pues puedo afirmar que es imposible que no acabe todo el mundo tirados por el suelo de risa.
https://drive.google.com/file/d/0B3Ai5n4N0WdPcExOeE9uTWR5d1E/view?usp=sharing 
No tengo un vídeo adecuado para mostraros; pero sí os voy a adjuntar un ejemplo de sonido que me acabo de grabar. Como ya he dicho, esta técnica solo tiene un requisito: hay que desenfrenarse sin miedo alguno al ridículo.

Lógicamente “verme hacer el mono” medio tirado por el suelo y agarrado a las paredes os haría mucho mayor efecto.

Pero ¿dónde queda el principio de toda esta sección, tan repetido en los párrafos anteriores, de que estas estrategias son para hacerlas uno por sí mismo, y para sí mismo cuando las necesite?. Pues muy sencillo: cuando uno ha practicado unas cuantas veces en compañía de alguien, ha aprendido a descojonarse de sí mismo, y es capaz de ponerse delante del espejo y emplear dos minutos en esa auto-catarsis…. ¿o cómo creéis que os grabé los 2 minutos que os he adjuntado?



Hay muchos vídeos en la red que os podrían adentrar más en estos tres aspectos que hemos tratado en este capítulo; pero lo principal es el cambio personal de “querer capacitarse” en estas habilidades de auto-regu-motivación

Aquí os dejo un par de enlaces más a dos vídeos de Francis Monferrer que pueden añadiros algún elemento más para consolidar estos planteamientos
https://youtu.be/5UQUq3cS7jw                           https://youtu.be/4cfLbHi7OXU



Con este capítulo finalizamos la Sección 34 y la Tercera Parte del Curso.  Os recuerdo el gráfico base de todo el proceso de Gestión Emocional, en el que se remarca el contenido que nos queda por desarrollar en la Parte Cuarta del Curso, y que reanudaremos una vez pasadas las Navidades.



Hasta entonces, y como bien sabéis quienes estáis haciéndolo, podéis seguir contactando conmigo a través del email  carlosgestemo@gamail.com  aunque os pido de nuevo que tengáis paciencia si tardo unos días en contestar a cada uno.
¡¡Felices Navidades, y hasta el próximo 2016!!












No hay comentarios:

Publicar un comentario